La regulación ha de ser justa y equilibrada para todos, con el fin de no vulnerar los derechos de los trabajadores, pero tampoco puede cargar a las empresas con costes y burocracia que lo hagan insostenible.
La regulación ha de ser justa y equilibrada para todos, con el fin de no vulnerar los derechos de los trabajadores, pero tampoco puede cargar a las empresas con costes y burocracia que lo hagan insostenible.